viernes, 16 de julio de 2010

LA CANASTA PETROLERA


¿Sabe qué tienen en común aceite para bebé, una bolsa plástica, un lápiz labial, una silla, una caja de plastilina, un tarro de pegante y hasta un insecticida?
Que todos vienen del petróleo, petróleo colombiano que se transforma las refinerías de Ecopetrol S.A. Si bien la gasolina es el derivado del petróleo más conocido por los colombianos, la verdad es que existen cientos de productos de la canasta familiar que provienen, directa o indirectamente, del crudo que se extrae de las profundidades del subsuelo colombiano.
En efecto, de ese aceite viscoso se fabrican toda clase de pegantes: desde los populares Colbón y Bóxer que usan las familias en sus quehaceres del hogar, hasta el que utilizan las empresas para aplicaciones obras de alto impacto.
Gracias a ese mismo oro negro que brota de la tierra, las industrias producen disolventes para fumigantes, varsol para las lavanderías, disolvente para quitar las manchas, alcoholes, insecticidas, matamoscas hasta pinturas con las cuales la gente mejora el aspecto de sus casas.
Pero hay más: el uso de este hidrocarburo, que representa el 1,2% del PIB y que año pasado le significó al país ingresos por exportaciones superiores a los US$3.600 millones, está inmerso en la cotidianidad los hogares colombianos, desde las ceras detergentes para la limpieza, pasando por los desengrasantes de cocina y llegando hasta los aceites y ceras para los más sofisticados maquillajes.
En la actualidad existen más de 3.000 productos derivados del crudo y del gas que nacen como materias primas o salen como productos terminados de las refinerías Ecopetrol en Barrancabermeja y Cartagena. El proceso comienza todos los días cuando a estas refinerías llegan gas y crudos diversa calidad procedentes de los campos de producción de Casanare, Arauca, El Centro (Barrancabermeja) y La Guajira.
Allí, estos hidrocarburos son sometidos, entre otros, a procesos de destilación y craqueo catalítico en presencia de altas temperaturas, superando en algunos casos los 400 grados centígrados, lo que los lleva a convertirse en diversas materias y productos líquidos y gaseosos.
Por ejemplo, en una planta llamada “unidad de recuperación de vapores” se reciben diferentes gases con el fin de producir, entre otros, propileno y etano-etileno, que son las materias primas de las cuales se deriva el polietileno, utilizado para fabricar bolsas plásticas, envases de jugo, sillas y juguetes.
En la planta de aromáticos de la refinería de Barrancabermeja se producen a partir de la nafta (mezcla de gasolina no terminada) diferentes disolventes que, después de una transformación, terminan convertidos en suelas de zapatos, limpia uñas, pinturas, diluyente de lacas o pestañina.
Este petróleo convertido en productos derivados no sólo se vende hoy en el mercado internacional a cotizaciones históricas, sino que además es el motor de la industria petroquímica y de grandes y pequeñas empresas colombianas.

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